Noticias de la Semana

08 -26 Papa: Busquen a Dios a través de una relación con Cristo y otros

Posted

Papa: Busquen a Dios a través de una relación con Cristo y otros

Por Carol Glatz, Catholic News Service

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Dios se puede encontrar en la humanidad de Jesús y en las personas que uno encuentra en la vida, dijo el papa Francisco.

"Jesús afirma que el verdadero pan de salvación, el que transmite la vida eterna, es su propia carne; que para entrar en comunión con Dios, antes que observar las leyes o cumplir los preceptos religiosos, es necesario vivir una relación real y concreta con Él", dijo el papa a personas reunidas en la Plaza de San Pedro el 22 de agosto durante su discurso del Ángelus del domingo.

Esta relación es necesaria "porque la salvación vino de él, en su encarnación. Esto significa que uno no debe perseguir a Dios Porque la salvación ha venido por Él, en su encarnación. Esto significa que no debemos buscar a Dios en sueños e imágenes de grandeza y poder, sino que debemos reconocerlo en la humanidad de Jesús y, por consiguiente, en la de los hermanos y hermanas que encontramos en el camino de la vida", dijo.

El papa reflexionó sobre la lectura dominical del Evangelio de San Juan en la que muchos de los seguidores de Jesús se sorprendieron o les resultó difícil aceptar lo que Jesús dijo acerca de ser el "pan que descendió del cielo". Algunos le dieron la espalda a Jesús y dejaron de seguirlo.

Pero Simón Pedro habló en nombre de los 12 discípulos, confirmando su decisión de quedarse con Jesús, diciendo: "Maestro, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Hemos llegado a creer y estamos convencidos de que tú eres el Santo de Dios".

Al comentar sobre el pasaje, el papa Francisco dijo que la respuesta de Pedro "es una hermosa confesión de fe".

Pero, dijo, también era importante comprender la razón de la incredulidad y el rechazo de los demás.

"Las palabras de Jesús suscitan un gran escándalo. Nos está diciendo que Dios ha elegido manifestarse y realizar la salvación en la debilidad de la carne humana. Es el misterio de la encarnación", que puede ser impactante o un obstáculo para la fe de las personas de hoy también, dijo el papa.

Es la "locura" del Evangelio para quienes "buscan los milagros o la sabiduría mundana" y "el mundo se escandaliza" de que la gente pueda alimentarse del pan de la Eucaristía.

Cuando Jesús explicó su milagro de los panes y los peces fue "signo de su sacrificio, es decir, del don de su vida, de su carne y de su sangre, y que quien quiera seguirlo debe asimilarlo a Él, debe asimilar su humanidad entregada por Dios y por los demás, entonces no gusta, este Jesús nos pone en crisis", dijo el papa Francisco.

"Preocupémonos si no nos pone en crisis, ¡porque quizás hayamos aguado su mensaje!", agregó.

"Dios se hizo a sí mismo de carne y hueso; se rebajó al punto de convertirse en un hombre como nosotros", cargándose con los sufrimientos y el pecado de la gente, dijo.

Por eso Dios pide a las personas que lo busquen "en la relación con Cristo y con los hermanos. En la vida, en la historia, en nuestra vida cotidiana", dijo.

Este, dijo, es "el camino para el encuentro con Dios: la relación con Cristo y los hermanos".

DHS anuncia deportaciones "aceleradas" para algunas familias inmigrantes

Por Rhina Guidos, Catholic News Service

El Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. anunció el 26 de julio que iniciaría procedimientos de "expulsión acelerada", o deportaciones rápidas, de algunas familias inmigrantes que entraron ilegalmente en EE.UU. cuyos casos no califican para asilo.

En su página de internet, el departamento (DHS por sus siglas en inglés) dijo que la política es "un procedimiento legal y más acelerado para expulsar a aquellas unidades familiares que no tienen fundamento bajo la ley estadounidense para estar en Estados Unidos".

El proceso se aplicaría a las familias que no pueden ser rechazadas bajo una sección de la Ley de Seguridad de Salud Pública que la administración Trump invocó y que se conoce como Título 42, dijo el comunicado.

El Título 42 rechaza a ciertos inmigrantes en la frontera, citando medidas de salud pública para contener el coronavirus. Fue activado por la administración Trump en marzo de 2020 cuando las infecciones por COVID-19 comenzaron a aumentar en Estados Unidos y en todo el mundo. El presidente Joe Biden la ha mantenido en vigor.

Pero la nueva aplicación de la política de expulsión acelerada que utilizará la administración Biden parece centrarse en deportar rápidamente a aquellos que no tienen solicitudes de asilo válidas.

El comunicado publicado por el DHS advierte que "intentar cruzar a Estados Unidos entre puertos de entrada, o eludir la inspección en los puertos de entrada, es la forma incorrecta de llegar a Estados Unidos. Estos actos son peligrosos y pueden acarrear consecuencias migratorias a largo plazo para las personas que lo intenten".

Los presidentes de los dos principales partidos políticos de EE.UU. han utilizado esta política de alguna manera desde que fue creada en 1996 por la administración Clinton para acelerar las deportaciones de inmigrantes que "son indocumentados o han cometido fraude o falsificación", explicó el Consejo Americano de Inmigración en su página de internet.

Algunos analistas dijeron que la declaración del DHS es una señal de que el gobierno de Biden va a comenzar a utilizar la disuasión en su enfoque de la inmigración, ya que el número de inmigrantes en la frontera entre Estados Unidos y México aumenta y los tribunales de inmigración enfrentan un retraso de más de 1.2 millones de solicitudes de asilo.

El comunicado dice que "la administración Biden-Harris está trabajando para construir un sistema de inmigración seguro, ordenado y humano, y el Departamento de Seguridad Nacional sigue tomando varias medidas para mejorar el procesamiento legal en los puertos de entrada y las reformas para fortalecer el sistema de asilo".

Se pide a católicos en EE.UU. ayuda para haitianos tras terremoto

WASHINGTON (CNS) -- El presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU. (USCCB) ha pedido a los obispos de todo el país que realicen una colecta para ayudar a Haití a recuperarse tras un par de desastres naturales recientes.

Al decir que es probable que los haitianos experimenten dificultades tras un terremoto del 14 de agosto y una tormenta tropical que azotó la devastada parte suroeste del país días después, el arzobispo José H. Gómez de Los Ángeles hizo la solicitud en una carta a los obispos.

El terremoto de magnitud 7.2 devastó comunidades en el suroeste de Haití. Casi 2,200 personas murieron, más de 12,000 resultaron heridas y cientos más desaparecieron el 20 de agosto.

El dinero recaudado se canalizará al Fondo de Emergencia para Desastres de Obispos y se utilizará para apoyar las necesidades pastorales y de reconstrucción de la Iglesia Católica Haitiana, así como los esfuerzos de Catholic Relief Services y posiblemente Catholic Charities USA.

La USCCB dijo en un comunicado de prensa el 20 de agosto que si el dinero recaudado no se puede distribuir en Haití, los fondos se utilizarán para otro tipo de ayuda de emergencia donde más se necesite, según lo determine el Comité de Colecciones Nacionales de los obispos.

El arzobispo Gómez reconoció en la carta que muchas diócesis estadounidenses continúan sintiendo la presión económica de la pandemia de COVID-19, pero reconoció que los feligreses son generosos y tienen un profundo cuidado por las personas necesitadas en todo el mundo.

Además, el Subcomité de obispos para la Iglesia en América Latina aprobó subvenciones de $10,000 para tres diócesis en Haití que han sido las más afectadas por el desastre.

Los trabajadores de CRS, los obispos de EE. UU. en el extranjero y la agencia de ayuda, continúan distribuyendo ayuda humanitaria en la región afectada.

En la Diócesis de Brooklyn, Nueva York, el obispo Nicholas DiMarzio ha pedido a todas las parroquias de los distritos neoyorquinos de Brooklyn y Queens que programen una colecta especial para las víctimas del terremoto durante los próximos dos fines de semana.

"Todos hemos visto las dolorosas imágenes de devastación y hemos oído hablar de las muertes causadas por el terremoto más reciente en Haití", dijo el obispo DiMarzio el 19 de agosto. "Nuestras más sinceras oraciones están con todos los afectados por este terrible desastre. Señor, extienda sus bendiciones sobre nuestros hermanos y hermanas en Haití durante este momento difícil ".

Los fondos recaudados en la colecta especial en las parroquias serán enviados por la diócesis para su distribución y asistencia directa a aquellos que han sido afectados, dijo la diócesis.

El director ejecutivo de Caballeros de Colón, Patrick Kelly, anunció que su organización ha hecho un compromiso inicial de $250,00 para ayudar a los que sufren en la nación isleña.

Agencia católica ayuda a traductores afganos que asistieron a fuerzas estadounidenses

Por Zoey Maraist, Catholic News Service

ARLINGTON, Va. (CNS) -- Cuando miembros del servicio de Estados Unidos estaban en un país extranjero, inseguros que camino tomar y sin hablar el idioma, valientes lugareños les ayudaron.

Ahora, los afganos -- quienes ayudaron como intérpretes y guías para el ejército de Estados Unidos -- necesitan ayuda para adaptarse a un nuevo país.

Durante décadas, el ejército estadounidense ha estado en Afganistán y ahora está en proceso de retirar sus tropas. Los talibanes -- un movimiento extremista que gobernó Afganistán hasta que fue derrocado por una coalición liderada por Estados Unidos -- está aprovechando este retiro para tomar control de la región, lo que lo hace especialmente peligroso para quienes ayudaron a las fuerzas estadounidenses.

Comenzando el 30 de julio, Operation Allies Refuge trajo aviones llenos de pasajeros afganos al Aeropuerto Internacional Dulles, situado en Virginia (en las afueras de Washington), y luego fueron llevados a Fort Lee, cerca de Petersburg, Virginia. Las familias fueron evaluadas previamente y pudieron completar el proceso de inmigración de manera segura en Estados Unidos.

Agencias federales, militares, y no gubernamentales se han unido en este proyecto, explicó Jessica Estrada, directora de servicios para recién llegados de Caridades Católicas de la Diócesis de Arlington.

"En algunas circunstancias, no todos estaríamos trabajando juntos tan bien, pero debido a que se trataba de una situación única, la principal prioridad de todos eran las personas que llegaban", manifestó. "Fue bastante sorprendente verlo".

Seis miembros del personal diocesano de Caridades Católicas han estado trabajando con los recién llegados a Fort Lee, incluido Hekmatullah Latifi, quien llegó a Estados Unidos con su esposa e hijos con una visa especial de inmigrante en 2016.

En Afganistán, Latifi trabajó para la Embajada de Estados Unidos y para la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Cuando sintió que su familia estaba siendo amenazada, decidió traerlos a Estados Unidos.

Desde 2008, el país ha recibido alrededor de 70,000 afganos -- quienes ayudaron a estadounidenses en el extranjero -- a través del programa de visas especiales de inmigrante, según reporta el Departamento de Estado de EE. UU. Por lo general, el proceso de solicitud se completa en Afganistán. Sin embargo, debido a la inestable situación actual del país, los inmigrantes deben abandonar el país rápidamente.

"Tuve que esperar dos años en una situación normal para ser procesado en Afganistán", expresó Latifi al periódico diocesano Arlington Catholic Herald. "Pero (en Fort Lee), toda la cadena de personas que están involucradas en este proceso estaban en el mismo piso, en el mismo edificio, sentados en cada habitación.

"Es un sistema muy rápido. En mi vida no había visto un evento de bienvenida tan grande para los refugiados, (de) un alcance tan grande".

La vida ha sido extremadamente difícil en Afganistán para quienes trabajaban para Estados Unidos, acotó Latifi.

"Es una situación (horrible) para todos en este momento", comentó. "Para aquellos directamente involucrados en la misión de Estados Unidos en Afganistán, algunas personas me dijeron que se encerraron en sus casas, que no van a salir, que no dejan que sus hijos salgan porque piensan que podrían ser amenazados".

El COVID-19 hace el viaje a la frontera de EE. UU aun más peligroso

Por Rhina Guidos, Catholic News Service

SAN SALVADOR, El Salvador (CNS) -- En julio se registró un récord de encuentros entre agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza y personas que intentaban cruzar la frontera entre Estados Unidos y México. El numero total es de 213,000 personas, expresó el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, durante un viaje a McAllen y Brownsville en Texas el 12 de agosto.

Mayorkas insistió que los números no cuentan la historia completa, ya que algunos migrantes, desesperados por ingresar, están haciendo cada vez más intentos para entrar. Estos números tampoco cuentan la historia completa de los peligros adicionales de hacer el viaje en la era del COVID-19.

Es una historia que José Andrés Martínez, de 25 años, se considera afortunado de poder contar.

El joven salvadoreño, ex sacristán, intentó cruzar la frontera entre Estados Unidos y México cerca de McAllen, Texas, al menos seis veces entre julio y agosto.

Las autoridades lo capturaron dos veces, liberándolo rápidamente al lado de México. Si bien pudo evadir la captura en otras ocasiones, finalmente dejó de intentar cruzar a mediados de agosto debido al aumento de la seguridad en la frontera. Martínez casi realiza un séptimo intento, pero temió que caminar por el desierto durante los meses más calurosos del año lo hubiera llevado a la muerte.

"A los coyotes, no les vale", dijo Martínez durante una entrevista el 17 de agosto con Catholic News Service, refiriéndose a los traficantes que algunos migrantes pagan para ayudarlos a cruzar la frontera.

Recién llegado de un viaje de tres días en autobús desde México a El Salvador, Martínez relató la caminata de un mes a pie, en autobús, en camionetas, remolques, viendo morir a migrantes por complicaciones de COVID-19 -- en ranchos, hogares privados, y almacenes donde los contrabandistas guardan su cargamento humano mientras lo mueven a través de una intrincada red, aun durante una pandemia.

Entre los que Martínez encontró: niños no acompañados en ruta para reunirse con un padre o madre en los EE. UU., mujeres jóvenes embarazadas que viajaban con bebés, un hombre de 70 años, y mujeres y hombres jóvenes solteros como él, que se aventuraban al norte con la esperanza de "una vida mejor".

Para él, una vida mejor significa ganar más de 250 dólares mensuales como sacristán, que es aproximadamente el salario promedio en El Salvador.

"Mi sueño es comprarle una casa a mi mamá", manifestó. "Vi las casas que construyeron los vecinos (que fueron a trabajar a Estados Unidos). No era envidia, pero . . . el dinero no me alcanzaba".

Había oído hablar del coyote que transportó a dos de sus vecinos al otro lado del Río Bravo y los llevó a Estados Unidos. En unos meses, estaban enviando dinero a casa, dijo Martínez.

Mientras tanto, en El Salvador, Martínez observaba el cierre de negocios debido al impacto económico de la pandemia. No veía la educación como una opción hacia un futuro mejor, explicó, citando el ejemplo de un hombre que conoce con un título universitario que terminó de vendedor ambulante porque no pudo encontrar un trabajo.

"En El Salvador, no hay oportunidades", comentó.

Aunque tenía un trabajo seguro y no se enfrentaba a la violencia de las pandillas, ver la fortuna de sus vecinos "me motivó" a irse, dijo Martínez.

"Aquí no se puede ganar la cantidad de dinero que se gana allá", dijo, refiriéndose a Estados Unidos.

Entonces, junto con su hermano, pidió dinero prestado para contratar a un "coyote" que les cobró $10,000 cada uno y los dos se fueron a mediados de julio. Lo que vio a lo largo del viaje "no se lo deseo a nadie", expresó.

Un viaje que el traficante había dicho que tomaría días se convirtió en semanas, muchos de ellos compartiendo espacios llenos con otros migrantes, ninguno portaba mascarilla, escondiéndose en baños, debajo de colchones, y espacios ocultos mientras las autoridades registraban los autobuses y camiones que tomaron para ir a México.

Los contrabandistas pintan el viaje "de color de rosas" expuso Martínez, como si fuera rápido, sin esfuerzo, pero yo pasaba días sin agua ni comida, tenía prohibido usar el baño, dormía en el suelo junto a extraños rodeado de basura, incluyendo pañales sucios que otros habían dejados atrás.

"Me desesperé", agregó.

Incluso en la era del COVID-19, los contrabandistas y sus ayudantes han realizado pocos cambios en la forma en que operan.

Martínez dijo que una de las casas a las que los llevaron a él y a su hermano se veía bonita por fuera, pero tan pronto como entraron, tuvieron dificultades para encontrar un lugar para sentarse. Estaba tan lleno de gente y se dirigieron al segundo piso, donde vieron a personas que supusieron estaban enfermas de COVID-19, quienes tosían, luchaban por respirar, estaban "muy mal", explicó.

La promesa de acercarse a la frontera lo mantuvo en marcha, dijo Martínez. El primer intento de cruzar el río los llevó tan cerca de McAllen que pudieron ver las luces de la ciudad fronteriza en la distancia.

Desde un lugar que parecía una zona de ranchos, lo llevaron a una camioneta con otras seis personas, pero casi tan pronto como salieron de la camioneta y comenzaron a caminar, pequeños objetos negros comenzaron a volar a su alrededor.

"Mala suerte", dijo. "Drones."

Las autoridades les tomaron las huellas digitales, se documentó su cruce no autorizado, y los devolvieron rápidamente al otro lado de la frontera.

Durante el segundo intento, caminaban por el desierto y todo parecía ir bien hasta que alguien vio a los agentes fronterizos en la distancia.

"Lo bueno es que muchos de la 'migra' (oficiales de inmigración) son gordos" y se pudieron correr de ellos pero no de los perros, explicó.

En el tercer intento, los contrabandistas intentaron que cruzaran en una balsa.

"Pude ver cocodrilos, caimanes, serpientes" en el agua, expresó.

Podía sentir que la balsa comenzaba a desinflarse y le pidió al hombre que lo guiaba que hiciera algo.

"No te preocupes, no te van a morder", le dijo el hombre.

"Mi hermano no quería seguir", agregó, pero después de que finalmente bajaron de la balsa, volvieron a ver la ciudad en la distancia, esta vez con un espacio abierto entre los muros fronterizos. Pero casi tan pronto como la vieron, los agentes comenzaron a correr tras ellos nuevamente.

"Había tantos obstáculos y vimos morir a un joven de 17 años y a un anciano", dijo. Un hombre más joven que viajaba con el hombre mayor tomó la difícil decisión de dejar su cuerpo atrás, expuso Martínez.

Justo antes de que él y su hermano se rindieran, Martínez dijo que los coyotes los habían llevado a un almacén donde volvieron a ver a personas enfermas con lo que creían que era COVID-19. Ellos vieron a los coyotes envolver los cuerpos de los que probablemente habían muerto a causa de la enfermedad en mantas y arrojarlos a camiones. Dado que los camiones iban y venían bastante rápido, Martínez indicó que asumió que tiraban los cuerpos en los alrededores.

Los contrabandistas les dieron a los hermanos una última oportunidad para cruzar, pero una que implicaría caminar por el desierto sin agua.

"Estábamos asustados y sabíamos que no podíamos soportarlo más", señaló.

Les tomó tres días llegar a casa en autobús a San Salvador.

"Estoy alegre", expresó. "Uno conoce su cama, su colchón ... la comida de mi mamá. le doy gracias a Dios".

El gobierno no ofrece ayuda para los repatriados, añadió, pero un sacerdote le ha dicho que intentará ayudarlo a encontrar otro trabajo.

Algunos le preguntan si intentará volver a cruzar la frontera.

"Dije que 'No,' y le dije a la gente que no es fácil", explicó. "Pero si no encuentro un buen trabajo, tal vez lo intentare de nuevo".

Tiene que pagar la deuda que contrajo para hacer el viaje fronterizo y ahora no tiene trabajo.

"Eso me mantiene bastante abatido, me preocupa. No estoy durmiendo bien", acotó. "Le pido a Dios que por favor me abra una puerta".