La Imitacion de Cristo

Servidoras de la Palabra

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Una de las comunidades más destacadas de mujeres religiosas sirviendo en la Diócesis de Providence, se llama “Hermanas Misioneras, Servidoras de la Palabra”

Esta comunidad que nació en México, está comprometida a evangelizar y catequizar especialmente a la comunidad latina. Las hermanas están haciendo un buen trabajo y nosotros estamos muy agradecidos por su presencia aquí.

“Servidoras de la Palabra”. Aunque este es el nombre que las hermanas usan para describir su carisma especifico, debería aplicarse a todo cristiano. Nosotros todos somos “servidores de la palabra”- la Palabra de Dios- y la atención y la obediencia a la Palabra debería ser bloques de construcción para la vida de todo cristiano.

Como nos lo describe el profeta Isaías: “Como baja la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y verla hecho germinar, para que de la simiente para sembrar y el pan para comer, así será la palabra que salga de mi boca. No volverá a mí con las manos vacías sino después de haber llevado a cabo lo que le encargue”.

Así es, la Palabra de Dios es poderosa y efectiva, e impacta nuestras vidas en varias ocasiones, y en diversas maneras. Algunas veces la Palabra de Dios nos juzga cuando hemos pecado; o nos llama a crecer en santidad; o nos consuela cuando estamos tristes; o nos levanta cuando nos caemos; o nos elogia cuando hacemos algo bueno. Todo esto y más.

Pero la Palabra no puede lograr esto si la persona no le da la bienvenida. Jesús nos dice en su parábola del sembrador y la semilla. La semilla es la Palabra de Dios, nos dice pero algunas veces cae en un lugar donde se la comen los pájaros o en un lugar donde no hecha raíz, donde hay espinas y tierra seca. Pero cuando cae en tierra fértil, los resultados son diferentes. Produce frutos, “unos él ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno.” Mateo 13:1-8)

En la vida cristiana, la Palabra de Dios está a nuestro alrededor. Dios no habla todo el tiempo. Pero debemos proveer esa tierra fértil para que la Palabra crezca y produzca fruto. Necesitamos ser abiertos, dóciles y obedientes. En otras palabras, necesitamos ser “servidores de la palabra”.

Algo para pensar: ¿Cuáles son las varias formas en las que Dios te habla?