Un comentario muy común de los padres de familia y las personas que trabajan con niños y jóvenes es que la juventud de hoy no tienen respeto a nada.
En nuestra cultura hispanoamericana todos añoramos los tiempos en que los jóvenes le hablaban con respeto a los adultos, eso choca con la realidad en que vivimos hoy. La importancia y la necesidad básica de respeto son hechos evidentes. Por ejemplo, el respeto a la vida, a la propiedad, a los padres, a los ancianos, a la naturaleza, a las creencias de otros. Vivir la cortesía, amabilidad y buenas maneras; también res-peto a uno mismo sin caer en el auto desprecio. El respeto es la base y el fundamento de otros principios básicos de la vida. La enseñanza del respeto es un proceso bastante interesante, pero a veces difícil. Lo primero a recordar es que el respeto no puede ser ofrecido si primero no es recibido. Hemos de respetar primero a nuestros hijos, cómo hablamos con ellos y cómo los tratamos, para pedir que a su vez ellos nos respeten a nosotros. El respeto que ellos reciban primero en casa será la base de su respeto hacia ellos mismos; y el respeto que aprende a mostrar en casa, hacia los miembros de la familia, será la case sobre la que se edifica su respeto hacia los demás.
No olvidemos como padres que debemos ofrecer respeto para esperar respeto.
Crear el clima apropiado para que exista respeto en la casa. Con frecuencia tratamos a nuestros hijos con menos respeto que a los extraños. Los tratamos como que si ellos no tuvieran derecho a explicaciones. Decimos; “porque lo digo yo” sin darles beneficio a la duda y los suponemos culpables hasta que su inocencia no quede comprobada. Hemos de cambiar éste esquema.
Utilizar con más frecuencia las palabras ‘por favor” y “gracias” cuando les hablamos a nuestros hijos y a los miembros de la familia.
Pida las cosas con más frecuencia que exigirlas o mandarlas.
Respete sus opiniones.
Establezca la costumbre en su casa de que no se van a faltar el respeto el uno al otro, si esto pasara dígales que deben empezar de nuevo y déles una nueva oportunidad de decir las cosas.
Como siempre el mejor maestro es el ejemplo.
