Padre Daniel Trainor, Toda una Vida al Servicio de Dios

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PROVIDENCE - Los parroquianos de la Iglesia La Asunción de la Virgen María, localizada en la avenida Potters número 791 en la ciudad de Providence, organizaron el pasado 11 de enero una fiesta para celebrar el cumpleaños número 79 del padre Daniel Trainor, anterior párroco de esa comunidad.

El padre Daniel, quien empezó muy pequeño su servicio como parte del coro de esa comunidad, después de ordenado sacerdote, y fue asignado como párroco de la Asunción a principios de los años 80. Y aunque su familia le decía que el barrio donde estaba la parroquia era un barrio difícil y peligroso, el no tuvo miedo de entregar su vida al servicio del reino de Dios y estuvo como 45 años trabajando incansablemente en su labor pastoral.

Bastó escuchar por unos minutos lo que los parroquianos decían acerca del padre Daniel Trainor, para quedar totalmente impresionada con su vida y entender porque tanta gente se preocupa por darle muestras de cariño.

“El ha luchado incansablemente por los inmigrantes. Los ayudaban con la comida, albergue, ofreciéndoles todo lo que les hiciera necesario”, cuenta el diácono Luis García. El diácono también está agradecido porque el padre Daniel lo apoyó en su vocación al diaconado, “Cuando le comenté que quería ser diácono me dijo ‘vaya que yo firmo por usted’, añadió mientras sonreía.

La asistente pastoral, Teresa García, cuenta emocionada: “Cuando nosotros llegamos de nuestros países a Providence, no había comunidad hispana, pero el padre Daniel con su apertura, forma de ser, su carisma, y con ese darse a los hispanos … Teresa hace una pausa y entre lágrimas termina diciendo…nos conquistó a todos”.

Después de oír el testimonio de miembros de la comunidad hispana, asumí que el padre Daniel hablaba un perfecto español. Grande fue mi sorpresa cuando me enteré que el Padre Daniel solo sabe decir pocas palabras en español como hola, muchas gracias y salchichón. Seguramente ya se imagina que ésta última pa-labra la aprendió por su contacto directo con las familias dominicanas, donde nunca faltaba una buena comida después de una reunión parroquial.

El siempre se aseguró de que todas las familias, sin importar su idioma natal, se sintieran acogidas y amadas. Teresa cuenta, “Aún con la limitación del idioma se ganó el corazón de niños, jóvenes y adultos. Siempre buscaba la manera de acercarse a la gente, y para la homilía yo le ayudaba a traducirla”.

Las jóven Reini Viñas de 25 años y las hermanas Yaritza y Yizlet Frias de 21 y 17 años respectivamente, compartieron hermosos recuerdos del padre Daniel. Yaritza comenta, “Nosotros íbamos a la escuela católica Santo Nombre de Jesús y el padre Daniel iba a nuestra escuela a celebrar misa. Además él siempre se preocupó por las necesidades de su comunidad. A nosotros nos ayudó mucho cuando mi mamá necesitaba dinero para pagar la matrícula porque aunque teníamos ayuda financiera, no nos alcanzaba pagar por las 3 hermanas. Cuando jugamos basquetbol en el campeonato escolar, el padre Daniel fue a vernos para apoyar al equipo”.

Por su parte Reini dice, “Siempre nos preguntaba después de misa como estábamos, se interesaba por nosotros. El es una persona que sabe construir una comunidad, conoce a su gente, conoce sus necesidades y los ayuda. El nunca ha actuado como un párroco alejado. Cuando dábamos comida a los pobres él estaba ahí, a pesar de todas sus ocupaciones, siempre estaba ayudando a dar comida a los pobres”.

Amantina Sánchez, contó que hace doce años cuando se había quemado su casa, ella se encontraba muy angustiada orando en la capilla, el padre Daniel la consoló con palabras de un buen padre y puso entre sus manos un dinero y le dijo que lo usara para que vaya a comer con su familia.

El momento de que el Padre Daniel hablé llegó y sus palabras emocionaron a todos los presentes. “Muchas gracias a todos. Esto es muy conmovedor. Hay momentos en que como sacerdote estoy solo y digo, ¿a quién le importa? y en tiempos como estos es que me doy cuenta de que a ustedes les importa. Lo he sabido desde que los he conocido ustedes son una bendición en mi vida, un reto y una bendición. Es un placer estar con ustedes, ser su pastor, servirlos, ser su amigo en los buenos y malos tiempos. Dios me puso aquí y los puso ahí y nos conocimos. Es bonito ver como los pequeños han crecido. Los amo mucho mucho, mucho, mucho”. Al oírlo hablar con tanta humildad y amor, cualquiera se siente movida a agradecer a Dios por habernos regalado a un sacerdote con un gran corazón de padre.

En este año en el que se celebra la vida consagrada, no podemos dejar de agradecer a Dios por tantos sacerdotes que han dado y siguen dando todo de sí para estar al servicio del reino de los cielos. Sigamos orando por ellos.

Uno de los invitados de honor fue el padre Raymond Tetrault que acababa de cumplir los 80 años de edad. Él fue reconocido por ser el primer sacerdote que aprendió a hablar español en la diócesis y por su amor y trabajo por la comunidad hispana. Oremos por él también.