Padre con Experiencia Misionera llega para servir en Monte Carmelo

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PROVIDENCE – En un momento en que la Diócesis de Providence comenzaba a sentir la crisis de vocaciones y falta de sacerdotes que sirvan a las comunidades de habla Hispana y otras culturas llega el Padre Jorge Humberto Carmona de la Diócesis de Son Son Rio Negro, en Colombia. El estará trabajando en la diocesis de Providence por un lapso de tres años en calidad de préstamo de su diócesis, y ha sido asignado para trabajar con la parroquia de Monte Carmelo en Providence.

Bienvenido Padre, estamos muy bendecidos de tenerlo en nuestra diócesis, ¿Cómo fue que llegó a Providence?

Muchas gracias por recibirme y por acogerme. Fuí enviado por mi obispo a prestar un servicio misionero aquí a la diócesis particular de Providence, llegué ayer estoy muy contento de venir aquí a compartir con todos ustedes los hispanos el sueño americano. Muchas gracias y espero que nos podamos conocer o nos podamos dar la mano y podamos compartir juntos la experiencia de Dios. Yo soy un sacerdote diocesano hace 25 años que soy sacerdote y por gracia de Dios el señor me llamó a ser misionero a anunciar el Evangelio.

¿Y en su diócesis local hay muchas vocaciones?

En mi diócesis allá cerca Medellín tenemos la gracia de ser muchos sacerdotes. Yo me ordené allá por el año 1988 y pensé que iba a desenvolver mi ministerio ahí cerca mi casa o cerca mis familiares y no fue así; como somos tantos sacerdotes entonces vamos ayudar donde no hay otros sacerdotes y en un primer momento yo fui enviado a La Guajira que es un departamento al norte de Colombia, muy bonito. Después de prestar el servicio cuatro años el obispo me dió la oportunidad de ir a formarme en la ciudad de Roma, en teología bíblica

¿Y que hizo después de estudiar en Roma?

Cuando regrese de Roma pensaba que iba ser profesor del seminario pues había estudiado mucho, pero el señor obispo me pidió el favor de ir a servir al Amazonas al norte del Brasil. Esa fue la primera experiencia misionera así bien fuerte, sirviendo en una isla que se forma en medio del río Amazonas cerca de la salida al mar Atlántico. Se llama la Isla de Marayó y está en plena selva.

¿Donde se dirigió después?

Después de prestar el servicio durante cuatro años el año 2000, el año del jubileo regresé a mi diócesis y el obispo dijo que por ser el año del jubileo iba a dar un regalo al África y me pidió el favor de que fuera como misionero a Mozambique, que fue una experiencia totalmente nueva y bien difícil.

¿Y cómo le fue por Africa?

Bueno, fue difícil, pero bastante bonito y me fue bien, permaneciendo allí durante siete años. Al regreso de Mozambique el señor obispo me pidió que fuera a Río de Janeiro, la ciudad más grande de Brasil. Ahí estuve trabajando en una favela y siendo profesor también en la Universidad Pontificia de Río de Janeiro.

O sea que anduvo por dos continentes y ¿después que siguió?

Mi última experiencia fue en Centroamérica, en El Salvador en Ciudad San Salvador allí fui párroco en la periferia durante tres años.

Me imagino que ésta nueva asignación significará un gran cambio.

Ahí después de estos 25 años de misionero parece que va cambiar mi vida y parece que el señor me pide que cambie mi estructura mental y fui enviado a Estados Unidos. Para mí fue una sorpresa porque nunca había tenido el sueño americano y nunca pensé algún día estar en este país. Yo le expresé al señor obispo que no quería venir pero El señor obispo me dijo ¡váyase para allá! Creo que si el señor me trajo aquí, algún alma vamos a salvar por ahí.

Comentábamos en el carro que realmente éste es un país donde la gente, los más pobres y en este país viven con bastante comodidad y lujos comparado con el resto del mundo, sin embargo tenemos una gran pobreza espiritual y muchas familias que se rompen, inmigrantes que vienen y dejan sus familias atrás y después a pasar el tiempo pues terminan destruyendo esa familia por la distancia, las circunstancias, las tentaciones y termina con una familia allá otra acá y eso realmente crea mucha crisis familiar y mucha gente también se aleja del iglesia. Entonces tenemos en este momento una gran necesidad de evangelización y de buscar a las ovejas perdidas.

Pensando en sus 25 años de vida sacerdotal, estámos muy agradecidos por el préstamo de su obispo y esperamos que estos próximos tres años serán de mucho fruto. Cuéntenos sobre su familia y ¿Cómo fue su vocación sacerdotal?

Yo soy de una familia de una vereda del campo allá en las montañas de Medellín, una familia campesina mi papá y mi mamá, yo tengo 12 hermanos soy el penúltimo. Eramos bastantes pobres nosotros y mi papá nos hizo crecer con agua panela que es el jugo caliente de la caña, mis otros hermanos no pudieron estudiar y solamente nosotros los dos últimos estudiamos.

¿Y qué fue lo que estudió?

Yo no pensaba que tenía vocación en un principio e hice mis estudios primarios y secundarios con los salesianos. Yo pensaba entrar a la universidad, pensaba hacer una carrera en psicología o en medicina, y entonces el párroco habló con mi papá y me dijo que si yo quería ir al seminario. Yo no sabía lo que era eso pero fui seminarista así sin tener vocación. En el seminario me fue bastante bien en los estudios, me gustó mucho; fui bastante aplicado desarrolle buena amistad con los otros seminaristas y estuve como tres años. Después le dije al rector que yo no tenía vocación. Me fuí a la casa y seguí estudiando pedagogía educación y estudié teología a distancia.

Nota: Lea el resto en www.thericatholic.com/espanol

A los cuatro años el obispo me llamó y me preguntó que si yo quería ser sacerdote y que había mucha necesidad. Yo le pedí que me diera un tiempo durante 15 días y yo respondí que sí.

Debe haber sido una decisión difícil de tomar.

Yo creo que no fui yo el que tomó la decisión, sino yo creo, que mi vida la ha guiado el Señor. Yo nunca pensé en ir a ningún país, en ser misionero. Yo tengo la absoluta confianza de que es el Señor quien me lleva si yo estoy aquí en los Estados Unidos creo que el señor me trajo y estoy dispuesto a servirles, ayudarles y tengo buena disponibilidad.

hay un detalle bien interesante cuando me presenté en la embajada de Estados Unidos en Bogotá la señora oficial que me hizo la entrevista que me hizo preguntas me dijo: “mire aquí toda la gente viene a pedir la visa para ir a pasear Estados Unidos o vienen a pedir la visa para ir a conseguir plata. yo creo que usted va a ir a ayudarle a la gente; es por eso que le vamos a dar la visa para ir a ayudarnos allá Estados Unidos.

Yo creo que vine aquí a estar con ustedes a compartir la fe, a que caminemos juntos.

El Padre Jorge acompañara a la Comunidad de habla italiana en Holy Ghost, Hispanos en Monte Carmelo y Brasileros en Nuestra Señora de Loreto en East Providence.