Líderes católicos hablan abiertamente sobre política hacia chicos, familias migrantes

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WASHINGTON (CNS) -- Un experto en América Latina para Servicios Católicos de Socorro (CRS), el director del comité de migración de los obispos y el presidente de un colegio universitario católico en Michigan estuvieron entre aquellos que instaron al gobierno a responder humanitariamente a una oleada de niños y familias que están cruzando la frontera estadounidense desde América Central.

Entre sus recomendaciones están proveer todos los fondos de una asignación económica fe-deral solicitada para servicios para atender el flujo de entrada de personas, investigar y trabajar para abordar las causas radicales de la emigración desde El Salvador, Honduras y Guatemala y crear un programa para que las personas puedan procurar permiso para venir a Estados Unidos sin tener que hacer la traicionera e ilegal travesía. Tales programas han sido exitosos en Irak, Vietnam y la antigua Unión Soviética.

En testimonio ante el Comité del Senado Sobre Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales, Richard Jones, diputado del director regional de CRS para América Latina y el Caribe, dijo el 16 de julio que su agencia ha visto el número de jóvenes no acompañados que huyen de América Central duplicarse anualmente desde el 2011.

"Hemos visto aumentar las tasas de homicidio, aumentar los desplazamientos obligados y los carteles narcos mexicanos y colombianos batallar por quién controla las rutas a través de América Central", él dijo en testimonio escrito. "En El Salvador y Honduras hay más pandilleros que policías”.

La violencia en El Salvador también ha aumentado desde marzo del 2013, cuando se desintegró una tregua negociada entre pandillas, dijo Jones. Y desde la elección del presidente Salvador Sánchez Cerén a principios de este año, él dijo, "las muertes violentas han aumentado a 13 diarias o más de 70 homicidios (por) cada 100,000 personas, casi el doble de lo que eran en este tiempo del año anterior".

En Ciudad de Guatemala, capital de esa nación, la tasa de homicidios es de 116 por cada 100,000 personas, él dijo señalando que, según Pew Hispanic Center, en solamente los últimos seis meses más de 600 niños no acompañados de esa ciudad fueron detenidos en Estados Unidos.

Él continuó discutiendo los diversos factores sociales que complican la cruda violencia y describiendo algunos de los programas de CRS y de otras organizaciones que están aportando para intentar atender los pro-blemas en su núcleo y mantener las familias intactas en sus países de origen con educación, destrezas y maneras de mejorar sus situaciones.

Jones ofreció varias recomendaciones específicas de maneras en que Estados Unidos puede dirigir mejor recursos a los países.

Entre estas figuran invertir en programas comunitarios enfocados en la seguridad, la creación de empleos y la prevención de violencia, incluyendo intentar entender mejor las condiciones locales que causan que la gente huya.

En una carta del 17 de julio a los miembros del Congreso, el obispo auxiliar Eusebio L. Elizondo de Seattle, quien dirige el comité de migración de los obispos estadounidenses, dijo que la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos apoya fuertemente los fondos suplementarios solicitados por el presidente Barack Obama para encargarse de los más de 57,000 menores de edad no acompañados y de las 36,000 familias que han entrado al país desde octubre.