Editorial

Las Escuelas Católicas ofrecen objetivos educativos equilibrados

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El comienzo de septiembre marca el final del verano y el comienzo del nuevo año escolar. Muchos niños y niñas, así como los jóvenes, han tenido un descanso reparador y están ansiosos por comenzar la escuela nuevamente y continuar sus estudios y actividades extracurriculares. Las escuelas católicas en particular preparan a sus estu- diantes para estar listos para el nuevo año escolar a través de tareas de lectura de verano, así como proyectos especiales con el fin de ampliar sus oportunidades educativas. Los niños generalmente comienzan a ir a una escuela católica en Kindergarten y luego pasan a los grados de primaria. Después de la escuela primaria, muchos niños continúan en las escuelas secundarias católicas para avanzar en sus estudios y, a menudo, con los amigos que hicieron durante los últimos años.

Hay muchas ventajas que acompañan a una educación en la escuela católica, como aulas más pequeñas, más disciplina y exposición a la fe católica a diario. La Iglesia Católica quiere educar a los niños para que se desarrollen física, social, moral, emocional y espiritualmente. Los seres humanos necesitan especialmente el componente espiritual en sus vidas porque, en última instancia, nuestra salvación depende de conocer a Jesús y de lo que hizo por nosotros. Esta es la base sobre la cual debe basarse toda la educación, porque durante sus vidas, estos niños enfrentaran las pruebas y tentaciones del mundo.

Una buena educación católica solida proporcionará a estos niños las herramientas y el conocimiento que los ayudará a tener éxito no solo en la vida, sino que también los preparará para santificar sus vidas, sus lugares de trabajo y sus hogares. Las escuelas católicas deben ser apoyadas si deseamos hacer un futuro mejor para nuestros niños y nuestra nación.