TEMAS DE REFLECCION

En Cristo Somos Eternos

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El ser humano tiene carácter de eternidad. ¿Pero cómo conocemos esta verdad? Desde siempre todas las civilizaciones han suspirado por este más allá. Existe en el ser humano este sentimiento: prolongarse en lo eterno, ¿Es quizá este sentimiento o anhelo algo innato en nuestra naturaleza? Esperamos algo mas allá de la muerte y por mucho que hoy queramos ignorarlo prevalece este anhelo.

Celebramos el misterio de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo y en El se cifran estas esperanzas, solo El es quien da sentido a la vida humana y en El se esclarecen todos los misterios y enigmas que encie-rra nuestra existencia incluyendo la muerte y la eternidad. Sus palabras y promesas le dan pie a nuestros anhelos:”todo aquel que crea en mi aunque haya muerto vivirá”

Parece que hoy la humanidad se esta encerrando en lo meramente material, como que hay un afán de ponerlo todo en el horizonte del espacio y del tiempo, pero ¿Será acaso esto suficiente para darnos sentido? El ser humano anhela algo mas, lo material no basta, nuestra alma necesita del bien supremo que es Dios y en El ve cumplidas todas sus expectativas:”quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta”

Hay quien afirma que la esperanza es una especie de engaño, en palabras de La Rochefoucauld “la esperanza es engañadora y solamente sirve para llevarnos al fin de la vida por un camino agradable”, y un filosofo Frances pudo escribir que “hace mucho frío en un mundo en el que Dios ya ha muerto.”

No puede ser un engaño algo que parte de ese profundo sentimiento que se esconde en lo mas intimo del ser humano, estamos llamados a una eternidad y nuestra fe en Cristo no puede ser una falacia o engaño, es verdad porque así nos los afirma El, Cristo, que es la verdad suprema, además, no puede ser engaño algo que parte de nuestro interior y que por otro lado todas las civilizaciones lo han buscado de una manera u otra.

Hoy prevalece el imperio del racionalismo, que acentúa el aspecto programático y estructural, prevalece el desa-rrollo de la estadística con sus cálculos de probalidad con cada vez menos errores y que tiende a señalar espacios cada vez menores a la esperanza. Hoy prevalece el mundo tecnológico que pretende resolver todos los problemas, sin dejar lugar a la esperanza; también la sicología y la sociología del conocimiento tratan de mostrar como la vida intima del hombre, su modo de pensar, sus creaciones religiosas, son determinadas por sus estructuras internas o por condiciones socioculturales; también la biogenética trata de descifrar el código genético y con ello descubrir el ultimo secreto del ser humano para dar al hombre la posibilidad de manipular su propia constitución Psicol.-orgánica futura, todo ello da por hecho una sociedad de los prefabricados sin esperanza, será este acaso el mundo feliz que esperamos donde todo queda reducido al plano de lo verificable y palpable, ¿Será este el super hombre de Nietzsche?

La esperanza cristiana no es una mera utopia entendida esta como las aspiraciones mas profundas del ser humano que se realizaran en el tiempo y en la historia y que tiene como centro al hombre. La esperanza cristiana nos lanza al mas allá, a lo trascendente, pero no es ajena al presente, antes lo potencializar, le da energía para transformar estas realidades presentes con la fe de obtener los bienes eternos.

La esperanza liga al hombre con el futuro, la esperanza hace resistir al hombre ante el fatalismo, le permite vencer el conformismo, la desobediencia, la desesperación y la fatalidad. La esperanza nos lleva a confiar en Dios y nos brinda una actitud general de confianza en su protección y ayuda.

Por mucho que la sociedad de hoy quiera encerrarnos en el horizonte de lo material, sin embargo este no satisface plenamente las expectativas, hay un deseo de lo eterno y Cristo ha venido a satisfacer plenamente ese anhelo, en El, en Cristo, Dios nos invita a una eternidad.

Con la resurrección, la vida llego a su mas grande rea-lización, porque supera de modo definitivo los limites de las coordenadas del tiempo y espacio y se abre hacia la plenitud de Dios y de toda la historia glorificada, de ahí que la esperanza sea al mismo tiempo fuerza, motor de la historia y motivo de permanente paz y alegría en la seguridad de la victoria final.