El Papa Francisco, con el obispo emérito de Roma, canoniza santos Juan XXIII y Juan Pablo II

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CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Canonizando a dos papas recientes en presencia de su predecesor inmediato, el papa Francisco elogió a los nuevos santos Juan XXIII y Juan Pablo II como hombres de valentía y misericordia que respondieron a los retos de sus tiempos modernizando la Iglesia Católica con fidelidad a sus tradiciones antiguas.

"Ellos fueron sacerdotes, obispos y papas del siglo 20", dijo el papa el 27 de abril durante su homilía de la Misa en la Plaza de San Pedro. "Ellos vivieron los trágicos eventos de ese siglo, pero no fueron abrumados por estos. Para ellos Dios era más poderoso".

"Juan XXIII y Juan Pablo coopera-ron con el Espíritu Santo renovando y actualizando la iglesia manteniendo sus características originales, aquellas características que los santos le han dado a través de los siglos", él dijo.

Hablando ante una multitud de medio millón que incluyó al papa emérito Benedicto XVI, el papa Francisco elogió a san Juan por su logro más conocido, convocar al Segundo Concilio Vaticano, del que dijo que "demostró ser una exquisita apertura al Espíritu Santo”.

"Él se dejó llevar y fue para la iglesia un pastor, un siervo-líder", dijo el papa de san Juan. "Este fue su gran servicio a la iglesia. Me gusta pensar en él como el papa de la apertura al Espíritu".

El papa Francisco caracterizó a san Juan Pablo como el "papa de la familia", título por el cual, él dijo, el propio difunto papa tenía la esperanza de ser recordado. El papa Francisco dijo estar seguro de que san Juan Pablo está guiando la iglesia en su camino hacia dos sínodos de los obispos que se aproximan sobre la familia, los cuales se cele-brarán en el Vaticano este octubre y en octubre del 2015.

El papa invocó la ayuda de los dos nuevos santos papas para el éxito de los sínodos y oró: "Que ambos nos enseñen a no escanda-lizarnos por las heridas de Cristo y a siempre penetrar más profundamente en el misterio de la misericordia divina, que siempre tiene esperanza y siempre perdona porque siempre ama".

El papa Francisco ha dicho que la agenda de los sínodos sobre la familia incluirá enseñanzas y prácticas eclesiásticas sobre el matrimonio, renglones de los cuales ha dicho que ejemplifican una necesidad particular de misericordia en la iglesia hoy día.

El papa mencionó repetidamen-te la misericordia en su homilía, la cual pronunció el Domingo de la Divina Misericordia, observancia que en el 2000 san Juan Pablo puso en el calendario universal eclesiástico. El papa polaco murió durante la vigilia de la fiesta del 2005 y fue beatificado en el Domingo de la Divina Misericordia del 2011.

Además del papa Benedicto, haciendo su tercera presentación pública desde que renunció en febrero del 2013, los concelebrantes del papa Francisco incluyeron unos 150 cardenales y 700 obispos.

El papa Benedicto XVI no se unió a la procesión de los obispos al comienzo de la Misa, pero llegó media hora antes con vestiduras blancas y mitra de obispo y caminando con bastón; él se sentó en una sección de la plaza designada para cardenales. El papa Francisco saludó a su predecesor con un abrazo al comienzo de la Misa, causando aplausos de la multitud, y se le acercó otra vez al final.

Durante la ceremonia de canonización, que sucedió al principio de la Misa, los devotos llevaron re-liquias de los nuevos santos en relicarios de plata iguales, los cuales el papa Francisco besó antes de ser puestos en una mesa pequeña para veneración de la congregación.

La reliquia de san Juan fue un pedazo de la piel del fenecido, extraído cuando su cuerpo fue trasladado a su tumba actual en el santuario principal de la Basílica de San Pedro.

Floribeth Mora Díaz, costa-rricense cuya recuperación de un aneurisma cerebral fue reconocida por la iglesia como un milagro atribuido a la intercesión de san Juan Pablo, llevó un relicario de plata conteniendo un poco de la sangre del santo, tomada de él para pruebas médicas poco antes de su muerte en el 2005.

La Misa se llevó a cabo bajo un cielo nublado con temperaturas en los bajos 60 grados y solamente una pizca de lluvia cayó justo antes del comienzo de la liturgia a las 10 a.m. Enormes tapices llevando retratos de los dos santos colgaban de la fachada de la basílica y la plaza estaba decorada con 30,000 rosas y otras flores donadas por la nación de Ecuador.

La plaza y la ancha Vía de la Conciliación que conduce a esta estaban apretadamente atestadas con aproximadamente medio mi-llón de peregrinos, muchos de los cuales habían estado parados durante horas antes del comienzo de la Misa.

El Vaticano calculó que 800,000 asistieron a la ceremonia en Roma, con multitudes excedentes viéndola en enormes pantallas de televisión montadas por toda la ciudad.

El papa honora jesuita asesinado en Siria, suplica fin a violencia

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- El papa Francisco dijo que el asesinato de su “confraterno”, jesuita holandés de 75 años de edad en Siria, "me llenó de profunda tristeza y me hizo pensar otra vez en todas las personas que sufren y están muriendo en ese país martirizado”.

El padre jesuita Frans van der Lugt "llegó a Siria hace unos 50 años" y "siempre hizo todo lo que pudo por todos con amabilidad y amor y por ende fue amado y estimado por cristianos y musulmanes", dijo el papa el 9 de abril al final de su audiencia general semanal.

Padre van der Lugt había rehusado salir de Siria, devastada por la guerra, quedándose en vez en Homs para ayudar a los pobres y desamparados.

Él fue golpeado por hombres armados no identificados y asesinado el 7 de abril con dos balas a la cabeza, según la provincia jesuita del Oriente Medio. líderes sirios y a la comunidad internacional: ¡Silencien las armas! ¡Pongan fin a la violencia! ¡No más guerra! ¡No más destrucción!".

Padre van der Lugt, psicoterapeuta, había trabajado en Siria desde 1966 y había estado ofreciendo refugio en su monasterio a los musulmanes y cristianos dejados desamparados por la guerra que comenzó en marzo del 2011.

Padre Adolfo Nicolás, superior general de los

"Desde mi corazón les pido a todos ustedes unirse a mi oración por la paz en Siria y en la región", dijo el papa Francisco, "y lanzo una sentida súplica a los

jesuitas, y el personal de la sede de los jesuitas expresaron en un declaración su tristeza "por el brutal asesinato de un hombre que dedicó su vida a los más pobres y necesitados, especialmente en Homs, y quien no quiso abandonarlos aun en tiempos de gran peligro".

"Él siempre habló de paz y recon-ciliación", dice la declaración, "y abrió sus puertas a todos los que pedían ayuda sin distinción de raza o religión. ‘No veo musulmanes o cristianos’, solía decir, ‘sino solamente seres humanos. Soy el único sacerdote y el único extranjero en este lugar, pero no me siento extranjero’”.

Las Naciones Unidas supervisaron la evacuación de unas 1,400 personas de Homs a principios de febrero; llegando a Jordania los refugiados confirmaron los relatos de padre van der Lugt de personas, especialmente niños pequeños, muriendo de hambre.