Sin Lugar a Dudas

Construyendo Puentes, Abriendo Puertas

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Hoy, algunos pensamientos acerca de construyendo puentes y abriendo puertas, temas que han aparecido en las noticias religiosas por las ultimas semanas.

A nivel nacional e internacional, hay más bien un intenso debate acerca del libro reciente de Fr. James Martin, S. J. “Construyendo un Puente”, en el cual él intercede ante la Iglesia Católica y la organización LGBT para que haya una relación de respeto, compasión y sensibilidad.

Nadie puede resistirse a tan simple propuesta, ¿verdad? Sin embargo, a pesar de que el libro ha generado una admiración y apoyo de parte de un lado del puente, también provocó la chispa y una cruel reacción de la otra parte. A causa de su aproximamiento poco convencional, Fr, Martin ha sido criticado por la Iglesia y la jerarquía, no ha sido invitado a dar charlas y ha sido atacado por los medios de información.

¿De qué se trata esta conmoción? (Para revelarles, admito que todavía no he leído el libro- he escuchado muchas cosas al respecto pero por otros medios).

Bueno, el problema como yo lo entiendo es que en adelantar su propuesta para el dialogo, Fr. Martin ha descuidado el presentar y explicar las enseñanzas de la Iglesia acerca de la homosexualidad, enseñanzas que deberían ser el punto claro en cualquier dialogo honesto y comprensivo.

En un reciente artículo publicado por “Wall Street Journal” el Cardenal del Vaticano Robert Sarah, habla de ese asunto. El Cardenal se refiere a Fr. Martin como “Uno de los críticos más francos que existe cuando se trata de los mensajes de la Iglesia con referencia a la sexualidad”, y agrega las enseñanzas de la Iglesia cuando se trata de este tema: “Los actos homosexuales son pecados graves y hacen un daño tremendo al bienestar de los que participan en ellos”. Y prosigue: “Las personas que se identifican como miembros de la comunidad LGBT están en deuda con esta verdad en la caridad y especialmente con el clero que habla en nombre de la Iglesia”.

Reflexionando en el deseo de Fr. Martin en construir puentes, yo pensé en el icono “Puente a Ninguna parte” un símbolo que se encuentra en el lugar donde yo nací, Pittsburgh, construido en el año 1960. Parece que el puente se comenzó a construir pero por una pobre planeación no pudo ser terminado y por muchos años estuvo flotando en las aguas del Rio Alleghny.

Yo creo que la propuesta de Fr. Martin de construir un puente entre la Iglesia y la comunidad LGBT es sincera y bien fundamentada. Él ha despertado una valorable discusión. Sin embargo, su indecisión, acerca del estado de las enseñanzas de la iglesia acerca de la homosexualidad estropea sus esfuerzos. Esto significa que su dialogo es incompleto. Él está construyendo un puente que no va a ninguna parte. Fr. Martin podría avanzar el dialogo y responder a las críticas, y silenciar mucho al vitriolo si simplemente incluye en su presentación una clara exposición de lo que la Iglesia enseña acerca de la homosexualidad: que aunque los individuos que son atraídos por el mismo sexo son bienvenidos y son miembros valorables en la Iglesia, los actos homosexuales son inmorales al igual que el matrimonio del mismo sexo tampoco son aceptables. Entonces, que comience el dialogo.

Y ¿Qué tal las puertas abiertas?

De acuerdo al reporte de noticias en un vecindario de la ciudad de Cranston RI, hay una iglesia protestante que se llama “Woodrige Congregational United Church of Christ” y recientemente pusieron un rotulo afuera de la Iglesia con un par de arcoíris en las puertas donde proclaman que “Las puertas de Dios están abiertas para todos”. (Yo he visto mucho de esto en otras iglesias protestantes). De acuerdo al pastor las puertas son un signo completo enfocado “particularmente en la comunidad gay, lesbiana, bisexual y transgénero”.

Es muy triste que alguien haya destrozado las puertas de la iglesia y los rótulos también. Ya sea que la destrucción haya sido un crimen de odio o sin pensarlo, o un acto de vandalismo, todavía no se ha determinado. Aunque vamos a ser muy claros- el vandalismo en la propiedad de una iglesia es malo e inaceptable, y si está enviando un mensaje de odio y fanatismo es aún peor.

La iglesia de Cranston emitió un documento que dice, “Nosotros creemos que no importa quién sea usted o de donde venga o vaya en su camino, usted es bienvenido aquí, no importa su raza, color, clase social, edad, condición, estatus familiar, física o mental, orientación sexual, género o expresión”.

La iglesia debería ser aplaudida por tener sus puertas abiertas, por su póliza de bienvenida. Cada iglesia cristiana, cada Iglesia Católica, debería darle a todos la bienvenida con un mensaje inclusivo. Pero recuerden, que darle la bienvenida a las personas no es lo mismo que tolerar su comportamiento.

Espero que al precipitarse en darles la bienvenida, las iglesias Cristianas no sucumban a la tentación de apagar la fe: ojala que no se equivoquen y sigan predicando las verdades del Evangelio o le hagan un reto a la conducta espiritual dañina a los que entren por sus puertas.

Es absolutamente cierto que Jesús le dio la bienvenida a toda la gente de todos los márgenes de la sociedad, los acompañó en su camino y les perdonó sus pecados cuando los cometían. Pero también los animó a que fuesen mejores, a crecer en santidad y a dejar atrás su forma pecaminosa de vivir. “Ve, y no peques más,” le dijo a la mujer que había cometido adulterio (Juan 8:11)

Y, ¿Qué dijo acerca de las puertas, portones y caminos? “Entren por la puerta estrecha: porque la puerta ancha solo los lleva a la destrucción y todos los que entran son muchos. ¿Qué tan estrecha es la puerta del camino a la vida? “Y los que la encuentran son pocos”. (Mateo 7:13-14)

Entonces, ¿Cuál es el mensaje aquí? Si vamos a construir puentes, debemos estar seguros de que están anclados en la verdad. Y, si vamos a abrir puertas, vamos a estar seguros de que nos van a llevar a la vida eterna, no al camino de la destrucción.